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¿En Qué Lugar?
Antes de ti
se había creado el reino de la inexistencia,
ahora tu pecho son llanuras
con vistas al mar
y un canto de sirena acuática
responde a todas mis embestidas.
Quizás mis pies –me digo-
si enviara mis pies arácnidos,
en legión, a ocupar el país
en el que te levantas...
pero tú ahora le infieres al mar
una densidad y miras
con ojos como olas
y todo se extravía.
Y no encuentro ya el tiempo,
la violencia del mar
se lo ha comido todo.
Y no sé si es de arena
o es un tiempo azul mineral,
o si será tu espalda un mar en clave
o si el cosmos estará hecho
de dígitos indescifrables.
Y cada amanecer me conmueve desde otra latitud
y todo cae en pedazos
de zonas rotas.
Y estiras tus brazos con hilos de cobre
y el mar en el que estás
tiene un tacto de cuarzo que muta
desde el color de piedra
hasta el grito.
Y ya no encuentro al enemigo
y los muertos se han disipado
a fuerza de exponer sus cuerpos
al calor de los rayos de sol
que se filtraban por sus cajas de madera,
a fuerza de hacer metáforas con el eco,
a fuerza de hacer combinaciones
con sus antiguas uñas ya sin dedos.
Ni testigos hay
debido a la inclinación humana
de humedecer la nada.
Pero algo golpea desde la latitud
con sus propios muñones,
una fe informe, alterada, fantasmal
y mi recuerdo es ahora color dinamita,
algo espera y urde su estado de materia,
algo es alma aún
e invade la cornisa de tu ventana
que mira al mar
y te alza en un punto
que simboliza la muerte
con los días de tu amor
en la espalda.
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